Mi conexión con niños y jóvenes y no tan jóvenes se sustenta en mi necesidad de descubrimiento.
Sisí, lo mío es el hallazgo, descubrir qué hay en esos seres maravillosos?, que tienen para ofrecer al mundo ahora y luego? cuánto me van a enseñar en cada clase?
Los adultos tenemos ese rol y ese mandato. Descubrir y colaborar con el desarrollo de las potencialidades de los que nos rodean y con herramientas más técnicas o más especializadas, presentar mundos desconocidos que a partir de allí serán compartidos por el/la profe y la otra parte del evento de enseñanza aprendizaje.
Desde ahí me conecto, desde ahí preparo mis clases e intento ser escuchada y poder escuchar para acompasar la transmisión y retroalimentación de lo que nos toca ver cada día.
Cómo son? Qué necesitan puntualmente? Qué dificultades se les está presentando?
El ahora con miras al futuro, a lo que estos seres van a desarrollar, a crear, a transformar y a mejorar en nuestro mundo y más allá.
Hacer cada cosa como si fuera la única importante en cada momento y hacerlo lo mejor posible. Mensaje que se enseña con el ejemplo motivada por ese mandato... ser semilla para un mundo mejor, comenzando por lo más cercano, mi medio, mis próximos, mis queridos alumnos.
Y... qué con los más grandes?
Con otras experiencias, con otras miradas, también construyendo futuro con los interesados en seguir cultivando el saber. Descubrir juntos nuevos espacios a construir a partir de la necesidad específica del momento con ese emplazamiento, desde esa perspectiva. Motivación mutua para compartir el gusto por enseñar y aprender mutuo. Cada ser es un universo por descubrir y esa tarea es maravillosa.