El 2020 trajo un gran desafío: Enseñar a distancia.
Tanto docentes como alumnos tuvieron que adaptar algún lugar de la casa para poder tener una clase virtual, un gran desafío para muchos docentes y para las familias también. Ya no hay que levantarse y prepararse para ir al cole. Ahora el cole es nuestra casa!
Y que ha sucedido?
En muchos casos tanto alumnos como docentes no han tenido conectividad. Docentes no capacitados previamente, han tenido que reinventarse, dando clases por distintas plataformas.
Horarios de zoom, horarios de videollamadas, o ingresar al classroom para "colgar" el video, la guia o la tarea de la materia.
Muchos chicos no sabían como organizarse, todos los días parecían iguales.
Docentes que entraban al zoom, sin saber si los chicos se conectaban o no, prepararon sus clases tratando de ser originales, pensando en motivar a sus alumnos, intentando que al compartir la pantalla, sus propuestas fueran lo más didácticas posibles.
Pero que pasa con los alumnos?
Muchos desanimados por la falta de contacto "real" con sus pares y con el docente, han procrastinado trabajos y se encuentran en noviembre con 7 trabajos prácticos sin hacer.
Muchos padres creen que la educación a distancia no es educación y eso desanima más al alumno.
La pandemia llegó y con el confinamiento, en general las personas han sufrido trastornos en el sueño y cambios en los horarios de vigilia, lo que dificultó aún mas, que el encuentro virtual se realice, dado que el alumno "No tiene horarios".
Seguramente se puede dar una educación de calidad e imnovadora, cuando hay conectividad y se cuenta con los recursos tecnólogicos necesrios y en un contexo socioeconómico acorde a tal fin.