Los inevitables consumidores de música hoy

Hoy es muy fácil acceder a cualquier cosa, y para acceder a la música, solo basta encender la radio, el móvil, el portátil y tenemos millones de posibilidades, canciones, géneros, artistas en plataformas como Youtube o Spotify. Esta facilidad resulta curiosa, considerando que no es nada fácil componer una canción de 4 minutos, y que toma mucho tiempo trabajar en ella, en la letra, en los arreglos, en la grabación, en la mezcla, en la producción, y en todo el trabajo posterior para conseguir que esa creación llegue a tu móvil o la plataforma en la que puedas acceder a ella.

Se dice que no hay mejor consumidor o cliente, que un cliente informado y satisfecho; pues de la misma forma en la música, el mejor consumidor de música es el que sabe que está escuchando, que goza y disfruta al mismo tiempo, pero que sabe lo que está sucediendo en la composición.

La mejor analogía es la comida, cuando sabes lo que implica la preparación de un plato complicado, o reconocer un vino. También cuando aprecias unas patatas fritas con una hamburguesa al lado. Todos son ricos, y están bien, pero nuestra alimentación debería ser balanceada por un tema de salud o equilibrio, no podemos tomar vino todo el día, o comer pizzas y hamburguesas como dieta de rutina; por un tema de salud, y porque eventualmente nos podríamos aburrir del mismo sabor o textura.

Con la música es igual, para empezar el cuerpo la necesita, y es importante saber qué tipo de música necesita nuestro cerebro en determinados momentos. Existen miles de géneros ricos en cultura e información, con algunos vibramos con más facilidad solo por un tema de construcción cultural; pero encerrar nuestra atención o enfocarnos solo en lo que nuestro entorno nos ofrece, sería lo mismo que comer el mismo plato de comida por una semana, entonces es como cerrarse a un mundo de posibilidades. Esta parte es importante porque mientras más géneros de música conozcas o aprecies, mayor será tu empatía y tu facilidad para lidiar con cualquier tipo de grupos o sociedades con la que te encuentres durante tu vida.

A diferencia de otros sentidos, el sentido de la audición no se apaga voluntariamente; uno puede cerrar los ojos, pero no puede dejar de oir; querramos o no, nuestro cerebro está alerta a los sonidos, no podemos bloquear nuestras orejas si escuchamos algo que no nos gusta, o no nos sirve. Eso nos hace inevitables consumidores de música. La música está en la vida de todos nosotros, entonces lo mejor sería intentar de que tengamos acceso a lo mejor de ella, y eso es fácil.

Miles Davis decía que solo existen dos tipos de música: la buena, y la mala. Tratemos de escuchar la buena. Para reconocer la “buena música” la apreciación musical es básica, nos ayuda a saber cómo se desarrolla y se construye. Estas pautas no contradicen de ninguna manera los gustos personales, que son subjetivos; por el contrario, los refuerzan y sustentan con argumentos más sólidos. También esto nos ayuda a reconocer un buen trabajo, ergo le daremos valor y mostraremos respeto hacia las obras o los artistas que lo merezcan. Si nos gusta el reggaetón, pues escucharemos una buena canción de Reggaetón, y no cualquiera que pongan en la radio; así nuestros gustos y criterios mejoran y nuestra selectividad y nuestro cerebro estará más que agradecido con nosotros.

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