Conozco a la Sra. Poliak desde hace más de tres décadas.
Fue alumna en un primer momento en la escuela del INC, cuando todavía no se le habían agregado las dos últimas vocales al hoy denominado INCAA; ayudante en una película que produje ("El exilio de Gardel"); directora en varias producciones que me resultaron excepcionalmente buenas ("Que vivan los crotos", "La fe del volcán" y "Parapalos").
Y en todas las oportunidades en que estuvimos en el mismo proyecto, comprobé que formaba parte de esa pequeña y selecta comunidad de cinematografistas que sin pausa y en silencio crean obras con una personalidad que no es fácil encontrar.
A esto se suma su honestidad profesional, su contracción al trabajo y sobre todo, su solidaridad en todo momento, ese poco común mérito.

Es un placer para mí presentar esta breve y positiva semblanza de una profesional cuya modestia y perseverancia es también ejemplo de conducta.


José A. Martínez Suárez.
D i r e c t o r