Empecé a tomar clases con Caterina a mis 47 años, por vez primera en vida. Sin conocimientos ni formación musical previa, sin saber leer un pentagrama, sin haber tenido acceso a un piano. Hoy puedo afirmar que puedo leer y abordar la ejecución de algunas obras barrocas, clásicas y contemporáneas básicas. La transferencia de conocimiento y técnica fue decisivo para lograrlo, además de enriquecedor y útil para conseguir mayor independencia frente al instrumento y las obras musicales. Además, permite re educar la forma de escuchar, de oír e interpretar sonidos. Fue una gran elección de la que tengo certeza que no me arrepentiré jamás.
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