Reportaje a Mempo Giardinelli sobre la lectura

Somos lo que hemos leído. La ausencia o escasez de lectura es un camino seguro hacia la ignorancia y esa es una condena grave individualmente, pero lo es más socialmente. Suelo decir que es una estupidez que una persona no lea, y a ese crimen lo pagará el resto de su vida; pero si es una sociedad la que no lee el problema es gravísimo. La no lectura, desdichadamente, es un ejemplo que ha cundido y cunde demasiado alegremente en la Argentina, y en parte eso es lo que ha generado dirigencias ignorantes, autoritarias y frívolas.

Por lo tanto, visto a la inversa y advirtiendo que ésta es una generalización, yo diría que toda persona que lee con cierta consistencia finalmente dulcifica su carácter, no sólo porque los libros son de aparente mansedumbre sino porque la práctica de la lectura es una práctica de reflexión, meditación, ponderación, balance, equilibrio, mesura, sentido común y desarrollo de la sensatez. Por supuesto que también han sido y son lectores competentes algunas personas despreciables, pero bueno, para mí son las excepciones a la regla. Leer es un ejercicio mental excepcional, un gran entrenamiento de la inteligencia y los sentidos. De ahí que, correlativamente, las personas que no leen están condenadas a la ignorancia, la torpeza, la improvisación y el desatino constantes. A mí me parece evidente que los seres humanos que son buenos lectores, lectores competentes, son —en general y aunque puedan citarse excepciones— mucho mejores personas.

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