En ocasiones, estamos tan enfocados en estudiar y sólo estudiar, que dejamos de lado actividades recreativas o simplemente distractivas.
Se ha creado la idea de que cuando uno estudia, debe hacerlo sin distracciones, sino "no llegamos", "no entendemos" o "perdemos tiempo".
Cuando tenemos exámenes nos abocamos a pasar horas sentados frente a los apuntes, obligándonos a prestar atención y estar concentrados horas completas. Sólo de vez en cuando, cortamos el estudio para un "recreo" de unos 15 minutos. Recreo que tomamos a las apuradas y el 90% con culpa.
Particularmente y después de estudiar años y años, creo que la clave está en la organización anticipada.
¿De qué me sirve estudiar por horas generándome estrés y perdiendo la pasión por lo que aprendo? ¿De qué me sirven esos pseudo recreos si terminan generándome culpa y ansiedad?
Sugiero que analicemos nuestras capacidades de estudio: ¿cuánto demoro en aprender cierto tema? ¿1, 2, tal vez 10 días? En vez de comenzar a estudiar esos 10 días antes del examen, comienzo 12 o 15 días antes.
Puede que en ese lapso me encuentre con una jornada en la que estoy abatid@ y por más que intente, no logro concentrarme. Entonces me tomo libre ese día. Sin culpas, sin remordimientos. Ese día lo tengo dentro de mi planificación, está en mis planes ese día de distención. Ya no lo voy a sentir como jornada perdida, ya no voy a sentir que me va a faltar tiempo. Y les aseguro que va a ser mucho más provechoso que los contados minutos de recreo.
Quizás ni siquiera tengamos que tomarnos un día completo, porque el relajo que causa saber que "llego bien", también me genera seguridad y tranquilidad para estudiar.
Cada acción que tomen a la hora del estudio, tiene que generar un cambio de modo que puedan permitirse disfrutar del aprender.