Presentación y aspectos "secundarios" del aprendizaje

Para comenzar, quiero presentarme como profesor de lengua inglesa. Mi nombre es Fernando y soy de Buenos Aires, Argentina. Doy clases de inglés hace más de 20 años con una extensa trayectoria y experiencia en todo tipo de instituciones (colegios, asociaciones, institutos privados) y de forma particular. Soy también Google Certified Educator Nivel 1.

Soy graduado del IES en Lenguas Vivas "Juan Ramón Fernández" y profesor en la prestigiosa Asociación de Ex Alumnos del Profesorado en Lenguas Vivas "Juan Ramón Fernández", también conocida como AEXALEVI.

Doy, además, clases en colegios (nivel primario y secundario) y he preparado a muchísimos alumnos para rendir exámenes internacionales de la Universidad de Cambridge, Inglaterra (Young Learners, KET, PET, FCE, CAE, CPE).

Quería contarles en este artículo sobre un aspecto que a menudo no se tiene en cuenta en la relación de aprendizaje-enseñanza, y es la importancia de la dinámica personal e interpersonal en el aula o ámbito de clase.

Si bien el abordaje de conocimientos académicos o, en este caso, lingüísticos, se debe dar en un ambiente de solemne respeto y concordancia entre el alumno y el docente, en mi experiencia personal resulta un factor fundamental aquel relacionado con la relación y sobre todo atmósfera de un aula o ambiente relajado de trabajo.

Recalco la palabra "relajado" porque considero que toda clase se beneficia de un poco de soltura, espontaneidad, naturalidad, y hasta humor. Es, en mi opinión, el docente el primer responsable de que estas condiciones se den en cada clase, ya que habiendo un mutuo acuerdo de aprendizaje (implícito o explícito) sólo se puede mejorar una lección si le agregamos una palabra que le quite una sonrisa a nuestros alumnos. Cabe aclarar que todo esto se debe dar en justa medida y jamás debe el docente permitir que un momento de distensión culmine en dispersión total o falta de enfoque en el objetivo común.

Quizá lo que quiero decir, en resumen, es que en una clase donde la seriedad y la formalidad absolutas llegan a un extremo (como todo en la vida) el alumnado perderá rápidamente el interés y motivación por asistir dada la dinámica acartonada de la misma. Si nuestro sustento primordial es el contenido y el objetivo que compartimos junto al alumno, podemos siempre alcanzarlo de una forma amena que deje a ambas partes satisfechas por un trabajo bien logrado y sin un ambiente desmedidamente serio.

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